FIFA.com – Una señora semifinal francoportuguesa.

Mentar una semifinal FranciaPortugal a cualquier aficionado al fútbol de estos dos países equivale automáticamente a desencadenar discusiones apasionadas, sonrisas y lágrimas. Porque las tres confrontaciones entre ambas selecciones en el penúltimo escalón de un torneo principal han generado una avalancha de emociones de todo género a lo largo de un par de generaciones. FIFA.com se propone en lo que sigue revivir algunas escenas de tales lides, alegres o dolorosas según el punto de vista. 

 

23 de junio de 1984, semifinal de la Eurocopa 1984, estadio Vélodrome de Marsella 
Francia organizaba el Campeonato Europeo aquel cálido mes de junio. Los Bleus jamás habían ganado campeonatos importantes. Era entonces o nunca. Irresistibles en la primera ronda, los galos se toparon con los lusos en el penúltimo asalto. Todo el mundo esperaba una victoria limpia y sin tropiezos por parte de los franceses, máxime cuando Jean-François Domergue abrió el marcador de un golpe franco en el minuto 25. A escasos minutos para el final, sin embargo, Jordao empató. El brillante barniz francés se agrietó. Y el propio Jordao, asistido por el quimérico regateador Fernando Chalana, dio la ventaja a los suyos en la prolongación.

El resto es una de las páginas más épicas del fútbol galo. Jean Tigana se apresuró a recoger el balón del fondo de las mallas. En medio de un ambiente sofocante y eléctrico, los Bleus apretaban pero los portugueses no cedían. Faltaban cinco minutos para el final. Michel Platini perdió la pelota en el área portuguesa, mas Domergue surgió de la nada y batió al meta portugués Bento. En el Velodrome se desató el delirio.

Pero eso no fue todo. Michel Hidalgo, seleccionador francés a la sazón, contó el insólito desenlace a falta de unos segundos para el pitido definitivo: “Logramos ganar por 3-2 a raíz de una jugada de Tigana, que se adueñó del balón, avanzó, penetró entre la defensa y pasó la pelota a Platini, que no se dio prisa en marcar. Esa imagen se me ha quedado grabada para siempre en la memoria…”. Marsella se llenó de fiesta. Unos días después, Francia se adjudicó su primer título europeo al superar a España en la final.

25 de junio de 2000, semifinal de la Eurocopa 2000, estadio Balduino de Bruselas 
Los franceses eran entonces los vigentes campeones del mundo. Zinedine Zidane estaba en la cima de su arte. Enfrente, los portugueses habían destapado su ambición en el decurso del campeonato gracias a otro genio del medio campo, Luis FigoFrancia era favorita, pero Nuno Gomes asestó la primera estocada en el minuto 19. Los Bleus se pusieron las pilas para igualar la contienda. Servido por Patrick Vieira, Thierry Henry empató con un disparo precioso a la media vuelta (51′). Pero esos serían todos los goles que se anotarían durante los primeros 90 minutos. Hizo falta recurrir a la prórroga. Era la época en la que regía la regla del gol de oro.

El tiempo suplementario fue puro drama. Los portugueses fallaron numerosas ocasiones de zanjar el asunto y la conclusión llegó en un golpe de suerte. Trezeguet recibió un pase en profundidad. Vitor Baia salió y le quitó el balón de los pies. Sylvain Wiltord aprovechó el rechace para rematar con fuerza. Abel Xabier puso la mano para evitar que el disparo entrara junto al primer palo y luego se tiró al césped en un intento por disimular su falta. El colegiado pitó la pena máxima y en el lanzamiento a Zidane no le tembló la pierna: “En el momento de tirar el penal, puse el balón en la marca y me dije que lo que tenía que hacer era chutar lo más fuerte posible, sencillamente. Y funcionó, por suerte para nosotros”, explicó el número 10 francés en el epílogo. De esta manera, Francia se metió en la final, donde batiría a Italia en un encuentro aún más loco.

5 de julio de 2006, semifinal de la Copa Mundial de la FIFA Alemania 2006, estadio Allianz Arena de Múnich 
Entre un conjunto francés que había salvado de milagro la primera ronda pero que había derrotado con autoridad a España y Brasil en octavos y cuartos merced a la maestría de un Zidane pletórico, y un Portugal que había conseguido fusionar bastante bien los talentos de Luis Figo y Cristiano Ronaldo, el encuentro se presentaba bastante incierto. Comenzó tenso y con escasas ocasiones de gol, entre ellas algunas escaramuzas de Thierry Henry y Franck Ribery por un lado, y de Maniche y Cristiano Ronaldo por el otro.

Una vez más todo se decidiría por un penalty. A la media hora de juego, Henry recibió un pase en el área y fue derribado. La pena máxima era indiscutible. Vitor Baia ya no estaba ahí, pero Zidane sí, y tampoco tembló para batir a Ricardo. El 1-0 ya no se movería. “Nos hemos defendido como leones. Después de marcar el penal, hemos ido a por todos los balones”, resumió Thierry Henry. La final que a continuación disputarían los franceses también entró en la historia, pero no de la mejor manera para los Bleus esta vez.

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