Inglaterra se situó como líder del grupo G de la clasificación para la Eurocopa 2012, con 14 puntos, y complicó su pase a Bulgaria, tras arrollar por 0-3 en Sofía a la selección que entrena Lothar Matthaeus.

 

 

Los búlgaros quedaron por su parte relegados a la cuarta posición del grupo, con cinco puntos, a falta de dos partidos -contra Suiza y Gales- tras caer en casa frente a la Inglaterra de Fabio Capello.

El técnico italiano aprovechó el enfrentamiento para profundizar en la renovación del equipo que comenzó tras la derrota de Inglaterra frente Alemania en los octavos de final de la última Copa Mundial de la FIFA, en Sudáfrica.

Capello incluyó en la convocatoria al joven defensa de 21 años Chris Smalling -que comenzó el partido de titular-, al central de 19 Phil Jones y al centrocampista de 22 Tom Cleverley, los tres procedentes del Manchester United.

El seleccionador de Inglaterra tomó asimismo la decisión de dejar fuera del equipo titular al centrocampista del Chelsea de 33 años Frank Lampard, que no veía comenzar un partido de la selección inglesa desde el banquillo desde 2007, y que saltó al terreno de juego diez minutos antes de concluir el encuentro.

Amplio dominio
Los ingleses dominaron el juego sobre el césped del estadio Vasil Levski desde el inicio del choque, y su superioridad se materializó en el minuto 13 con un gol de Cahill, que se adelantó a la defensa búlgara para recoger una pelota enviada en profundidad por Barry y superar con comodidad al guardameta Mihaylov.

Bulgaria no creaba peligro más allá de en algún contragolpe ocasional, e Inglaterra no tardó en ampliar su marcador por medio de Wayne Rooney.

En el minuto 21, el delantero del United superó en el salto a la defensa búlgara para rematar a la red un saque de córner.

Con dos goles de ventaja, Inglaterra relajó su presión sobre el centro del campo rival, pero los de Matthaeus no supieron transformar en ocasiones de gol su mayor dominio sobre el balón.

Con el tiempo de la primera parte cumplido y Bulgaria lanzada al ataque tratando de recortar distancias antes de retirarse al vestuario, los ingleses sorprendieron a la defensa búlgara adelantada y trenzaron una jugada que culminó en gol, de nuevo, Wayne Rooney.

La segunda mitad presentó a una Inglaterra cómoda con el resultado que, sin correr riesgos, encadenaba ocasiones frente a la portería rival, aunque no llegaba a definirlas, mientras queBulgaria veía como los de Capello desactivaban su centro el campo y era incapaz de acercarse al área de Hart.

Los de Matthaeus recorrieron el tramo final del partido resignados con el resultado y cedieron por completo el control del juego a los ingleses que, aunque acomodados en el medio campo, tuvieron opciones de lograr un marcador aún más abultado.