Piscina. Una palabra peligrosa para un árbitro, una acción que enciende las señales de alerta, de intento de engaño. Pero para Fernando Andrés Rapallini, el árbitro que mañana dirige el Marruecos-España de octavos de final de Qatar 2022, es su manera de vida.

Plantense de nacimiento (28-4-1978), su familia hace tiempo que vive de una empresa dedicada al diseño y construcción de empresas en City Bell, una localidad apenas a 10 kilómetros del centro de La Plata. Rapallini nació un par de meses del Mundial de Argentina, en plena dictadura militar. Creció queriendo se un goleador como Kempes, pero su calidad como delantero centro se quedó en los equipos de barrio.

Con el fútbol en la sangre desde pequeño, su camino para seguir ligado al balón fue el del arbitraje. A la élite argentina llegó en 2010 y en 2014 recibió la escarapela de internacional. En la pasada Eurocopa fue el primer árbitro sudamericano en dirigir en el gran torneo de naciones de la UEFA. Para él fue el Ucrania-Macedonia del Norte en Bucarest. En esa Euro fue el árbitro que pitó la despedida de Francia en los penaltis tras el 3-3 con Suiza.

Ser árbitro en Argentina y no verse rodeado de polémicas es imposible. Rapallini no escapa a esa ley. Boca montó en cólera en 2018 cuando Gago denunció que en un 3-3 ante Huracán, con el acceso a la Libertadores en juego, el árbitro se mofó de ellos: “Nos dijo que éramos horribles y que nos íbamos a quedar afuera de la Copa”.

Mundial Qatar 2022. Grupo G (J3): Resumen y goles del Serbia 2-3 Suiza.

Fefo, como le llaman sus amigos, se vio en un problema serio a principios de 2020. Entonces, el Tribunal de Disciplina de la AFA lo sancionó condicionalmente con una suspensión de un mes por “reiterados errores” administrativos a la hora de remitir los informes de los partidos. Él se escudó en que los errores señalados -tarjetas mal registradas- fue a causa de quien hizo los informes, no él.

En la Libertadores también ha tenido jaleos. A la cabeza la siete expulsiones en el derbi de Porto Alegre, en el que Gremio e Inter le acusaron de encender más los ánimos en vez de apagar el fuego.

En este Mundial dirigió con un alto nivel un partido cargado de tensiones como era el Suiza-Serbia. Y ya sabe lo que es pitar a Marruecos, porque el fue el árbitro de su empate sin goles ante Croacia.

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