Sergio Ramos figura en los 55 futbolistas seleccionados por Luis Enrique como posibles convocados para el Mundial de Qatar. También Piqué, pero ni uno ni otro estarán en la lista definitiva. Al menos si Luis Enrique es fiel de considerar que el liderazgo debe ser suyo y no de un jugador que pueda pasar a ser el epicentro de todo. En ese escalón ninguno de los dos tiene sitio.

Son dos casos distintos. Ramos juega y ha recuperado su mejor estado físico. Piqué tiene problemas para entrar en el once e incluso para calzarse las botas en el banquillo, tal y como sucedió en Mestalla el pasado sábado. El azulgrana renunció y, por lo que se ve, está dispuesto a volver una vez que su propio club le ha dado la espalda. El exmadrista, dispuesto a todo, pero consciente de la realidad.

Las patadas de Ramos en un rondo: caño de Neymar, mofa de Mbappé…

La incógnita, en cualquier caso, se resolverá el día 11 de noviembre, pero el futuro del andaluz parece claro que no pasa por Qatar. El seleccionador no ha contado con el actual jugador del PSG desde el partido ante Kosovo de marzo de 2021 y en el que apenas jugó cuatro minutos.

El central del PSG sabe que lo tiene crudo, que sus opciones son mínimas pese a haber figurado también en la prelista de la última convocatoria. No baja los brazos y no desespera. Su pensamiento pasa por seguir jugando en la élite durante unos cuantos años más. No se marca retos, pero sabe que una vez recuperado el tono físico, será su cuerpo el que marque el ritmo. Lo de jugar hasta los 40 años (en marzo cumplirá 37) es algo que está en su cabeza.

Sergio Ramos dice haber recuperado las mejores sensaciones posibles. Atrás queda año y medio de problemas que se iniciaron con una operación en la rodilla izquierda (febrero de 2921) y que dejó como consecuencia molestias y lesiones musculares que le alejaron durante su mejor nivel hasta el pasado mes de agosto, en el que su nivel físico recuperó su esplendor. Algunas de las infiltraciones a las que se sometió para no perderse partidos decisivos con el Real Madrid, como la semifinal ante el Chelsea de 2021 también pasaron factura al defensa.

El reto de puntería de Ramos con el que Neymar y Mbappé se partieron de risa

El defensa del PSG nunca ha ocultado su deseo de marcar época, de romper todo tipo de registros y de estar presente en todas las grandes citas que pueda. Suma cuatro Mundiales (Alemania, Sudáfrica, Brasil y Rusia). Quiere el quinto, pero sabe que ahora mismo tiene casi más fácil el de 2030, en el que sería su último año compitiendo, que el que arranca en unos días en Qatar. Suena a quimera, pero de Ramos se puede esperar cualquier cosa.

El PSG sigue alejado de la paz social imprescindible para cualquier vestuario, pero si Messi y Neymar continúan a este nivel después de la Copa del Mundo, todo es posible o al menos eso piensan. Sin oferta de renovación sobre la mesa, Ramos sólo piensa en el próximo partido y en demostrar que su juego y su cuerpo sigue formando parte de la elote del fútbol.

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