El argentino Lionel Messi es, qué duda cabe, una de las personalidades más populares del planeta. Sus goles se reproducen constantemente en los medios a lo largo y ancho del mapa, y su nombre puede verse estampado en las camisetas de los niños incluso en los países más impensados. Pero el rosarino, que recién cuenta con 25 años, no parece dar cuenta de ello.

Muy por el contrario, sus respuestas lo exponen como un chico extremadamente tímido, diametralmente opuesto al que se florea dentro del campo de juego con las camisetas del FC Barcelona y la selección argentina. Con su calma habitual, a horas de recibir su cuarto Balón de Oro consecutivo, el hombre récord del año 2012 repasó una temporada particular junto a FIFA.com: la llegada de la idolatría en su país, el buen momento de la Albiceleste y sus deseos de recuperación para Eric Abidal y Tito Vilanova, en un diálogo exclusivo que compartimos a continuación.

Lio, lleva ya seis años seguidos asistiendo a la Gala del Balón de Oro. ¿Uno termina por acostumbrarse a este tipo de eventos o resulta siempre novedoso?

La verdad es que no, no me acostumbré. Si bien son todos eventos parecidos, o prácticamente los mismos, cada año es especial. El hecho de estar acá es siempre diferente, sentir lo que significan días como este es siempre algo muy lindo. Y una señal de que se están haciendo las cosas bien además.

De aquel chico tímido y con pelo largo que vino en 2007 hasta el Messi de hoy, cuántas cosas habrán cambiado en lo personal, ¿verdad?

¡Muchísimo! La verdad que sí. Pasaron muchas cosas, obviamente fui creciendo tanto en lo futbolístico como en lo personal. Fueron muchos años. La primera vez que vine tendría 18 o 19 años. He ido madurando, formando mi personalidad  y mi carrera. Cambiaron muchísimas cosas.

Diego Maradona menciona siempre que en 2008 le prohibió volver a salir segundo en el Balón de Oro. ¿Es así realmente?

La verdad que ni me acuerdo cuándo fue que me dijo eso Diego (ríe), pero es cierto que a partir de entonces tuve la suerte de ganar los tres seguidos. El hecho de poder venir acá ya es algo grandioso: estar al lado de (Andrés) Iniesta y de Ronaldo, nuevamente entre los tres, es espectacular.

Ha marcado un nuevo récord con 91 goles en 2012. Si tuviera que elegir uno de ellos, por el motivo que fuera, ¿cuál sería?

Como he dicho muchas veces, yo siempre recuerdo los goles por su importancia más que por si son lindos o no. Los goles en las finales, en este caso el que le hice al Athletic de Bilbao en la Copa del Rey, es el más importante.

 

¿Y si tuviese que destacar un momento personal del año? 
Creo que en general fue un año bueno. Si bien me hubiese gustado ganar más cosas con mi equipo, creo que resultó un año positivo con la selección argentina. Era importante para nosotros también, y eso es lo que más destaco: el gran año que se hizo con la selección después de mucho tiempo en que las cosas no iban bien.

¿Qué cambió para que exhiba este nivel en la selección finalmente? 
Cambió la selección en sí. Que las cosas vayan bien depende de todos, no de un solo jugador. Y no es que las cosas no me salían a mí solo, sino que la selección no estaba bien, el conjunto, por equis motivo. Pero una vez que se empezó a ganar, cambiaron los resultados y todo se volvió más fácil. La gente está con nosotros, la prensa ya no es tan crítica como en su momento y uno trabaja de otra manera, con tranquilidad. A eso hay que sumarle que los rivales te respetan más por lo que venís haciendo. Los que cambiaron fueron los resultados, nada más.

¿Ahora sí siente la idolatría en casa? 
La verdad que sí. Gracias a Dios tuvimos la suerte de jugar en Capital, en el interior y en todos lados, y lo de la gente conmigo fue impresionante. Conmigo y con la selección. Nosotros buscábamos eso con resultados, con juego. Contagiamos a la gente y puedo decir que estamos más unidos que nunca.

En 2012 marcó varios hat-tricks. ¿Fue el de Brasil el más especial de todos? 
Todos son especiales, ¿no? Pero por cómo se dieron y contra quién era, más allá de que fuera un amistoso, esos tres goles fueron más que especiales. Pero lo lindo es hacer goles, contra Brasil o contra el que sea.

Volviendo al Barcelona, la salida de Pep Guardiola despertó algunas dudas en la prensa pero el equipo se ha mantenido intratable. ¿Cambió algo con la llegada de Tito Vilanova?
Sí, obviamente. La manera de trabajar y de preparar los partidos es la misma. Lo que cambió es que Guardiola y Tito tienen diferentes personalidades, diferentes maneras de manejarse con el grupo. Cada uno tiene su idea, su estilo… pero a la hora de jugar, de entrenar, es lo mismo que venimos haciendo durante estos cuatro años.

Este ha sido un año especial por cuestiones extra futbolísticas: la salida de Pep, las enfermedades de Eric Abidal y Tito Vilanova. ¿Cómo ha pegado todo eso en un vestuario tan unido como el de ustedes?
La verdad que mal. No salíamos de una que ya nos metíamos en otra, y eso va más allá de los resultados o del juego. Son situaciones muy feas. Obviamente nos pegó duro, pero supimos sobreponernos a todo eso. Siempre unidos, y gracias a Dios las cosas fueron saliendo bien tanto con Abidal como con Tito. Más allá de que ahora tiene que seguir el tratamiento, todo pinta para bien. Eso es lo más importante.

En un orden de cosas más agradables, hablemos de la Liga: ¿cómo mentalizarse en que aún no está definida luego de sacar tanta ventaja sobre sus perseguidores? 
Nosotros lo tenemos bien claro y sabemos que falta muchísimo todavía. La Liga depende de nosotros gracias a la ventaja que sacamos y cómo nos pusimos, pero no podemos relajarnos. Ya sabemos lo que es el Atlético de Madrid, al que enfrentamos y es un gran equipo. Al Real Madrid nunca lo podés dar por muerto porque pelea hasta el final y más de una vez nos recortó muchísimos puntos. No nos relajamos, aunque confiamos en que no vamos a tener problemas para seguir de la misma manera.

Hace poco, el uruguayo Eduardo Galeano escribió: “Me gusta Messi porque no se cree Messi”. ¿Es así realmente? ¿No es consciente Messi de que está marcando una época en el fútbol?
No lo sé. Yo intento seguir haciendo mi carrera y disfrutar día a día de lo que me pasa, lo que hacemos y conseguimos. No hay tiempo para ponerse a pensar en lo que uno viene haciendo porque todo pasa muy rápido: termina una cosa y ya arranca otra. Creo que por ahí, como dije muchas veces, a este equipo del Barcelona la gente lo va a recordar cuando ya no esté más, cuando pase el tiempo. Ahí se le va a dar muchísima más importancia. Y en lo personal, cuando me retire también voy a ser consciente de lo que hice o pueda a llegar a hacer en mi carrera.

Si hay un aspecto de su juego que llama la atención, entre los obvios y más visibles, es su capacidad para no dar nunca una pelota por perdida. Nunca se tira. ¿Con eso se nace o se hace? 
A decir verdad, toda la vida fui así, desde chiquito. Siempre intenté seguir con la pelota pase lo que pase y hasta el día de hoy intento continuar de la misma manera. Cada año busco crecer y no estancarme, mejorar todo lo que se pueda como jugador. Pero eso no es algo que busque, lo traigo conmigo.

Para despedirnos, quisiéramos saber: ¿qué ha pedido en el brindis de fin de año para 2013?
Obviamente, ahora mi hijo pasó a ser mi prioridad número uno. Fue un cambio muy lindo, muy grande y lo primero siempre es él. Luego pedí que lo de Abidal y Tito quede atrás para siempre y puedan estar bien. Eso y salud para mí, para mi familia y toda mi gente. Después sí, ojalá podamos disfrutar en lo deportivo de algún título más, como venimos haciendo.

vía Messi: “Nunca hay que dar por muerto al Real Madrid” – FIFA.com.

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